Según los datos recogidos por varios analistas del mercado de las materias primas, parece existir una disociación entre la demanda de aluminio, su oferta y el precio resultante.
En opinión de Peter Sorrentino, que ayuda a administrar 13.800 millones de dólares en Huntington Asset Advisors en Cincinnati, hay una grave desconexión entre el precio y la realidad. Según este especialista los almacenes tienen suficiente aluminio para fabricar 69.000 aviones jumbo Boeing 747, lo que en su opinión coloca al aluminio como el elemento metálico más abundante del planeta.
Esta situación aunada a el exceso de oferta que se registra y la baja demanda provocan que el precio del aluminio sea demasiado alto.
Las perspectivas respecto de la producción mundial de aluminio no son muy halagüeñas. Barclays Capital, estima que el superávit mundial de aluminio aumentará un 29% el año próximo, a 1,63 millones de toneladas. Este increíble incremento tiene su origen en el elevado nivel en que se encuentran los precios del metal, los fabricantes subirán su producción, impulsados por el mayor incremento anual del precio desde 1994.
Ya se ha instalado en el mercado el temor de que esté surgiendo una burbuja. Este temor no es infundado. El precio del aluminio ha tenido este año un alza de 35%.
El aluminio que ha cotizado en torno a los 2.018 dólares por tonelada en Londres, costará un promedio de 1.885 el año próximo en la Bolsa de Metales de Londres (LME), según la media de un sondeo de Bloomberg entre 24 analistas.
La producción mundial ha aumentado más del 12 por ciento desde abril, según datos del Instituto Internacional de Aluminio. La demanda de aluminio, sin embargo, crecerá un 8,2% el año próximo, calcula Barclays.
Ambas perspectivas combinadas crean un “cóctel” bastante peligroso. Sin duda, corresponderá estar atento a los movimientos futuros en la cotización del aluminio.