Hasta hace tan sólo una semana la sorpresa sobre la actitud de los países productores ante la caída del precio del crudo era cuando menos sorpresiva. Ni los países de la OPEP, y por supuesto Estados Unidos que ha alcanzado el nivel de autoabastecimiento y prevé una producción superior incluso a la de los años 70 del pasado siglo para el año que viene, parecía mostrar especial preocupación por lo que a todas luces en una caída en picado los precios, tan sólo Venezuela, con una depreciación ya cerca del 20% del precio, mostraba su preocupación.
La pasada semana ya conocimos algunas reacciones por parte de personalidades relevantes de algunos de los países de la OPEP, sin embargo, como organización, no existe todavía una respuesta muy clara a lo que a todas luces es una reducción de ingresos más que notable por la caída de la demanda.
En este contexto surge la duda sobre hasta qué punto la OPEP cederá sin intervenir ante una presión bajista tan acentuada. El motivo tal vez haya que comenzar a buscarlo en una cuestión más local que global; hoy por hoy ante unas previsiones muy claras en las que la producción es cada vez más superior a la demanda, ante esta caída vertical, se da por sentado que el primero que se mueva en la foto no tendrá que hacer con medidas drásticas como la reducción de la cuota de producción. Obviamente ningún país productor se encuentra actualmente con ganas de ser el primero en anunciar un recorte de la producción, básicamente por que de manera automática significaría la pérdida de cuota de mercado correspondiente, y, dependiendo de la evolución del resto de países, tal vez la imposibilidad de volverla a alcanzar en un futuro.
Es por tanto muy complejo afirmar hasta dónde vamos a poder llegar a ver la bajada de precios del crudo, obviamente existen fronteras trazadas a este efecto, pero si ya por debajo de los $87 el barril no se han tomado, es probablemente porque aún queda margen para dar esos primeros pasos; mientras tanto, por cierto, Estados Unidos se encuentra realmente cómodo en una situación en la que tanto el autoabastecimiento como los niveles de producción y almacenamiento le permiten ejercer una especie de papel de policía estático en la situación.