Durante los últimos años la energía solar, desde el punto de vista del mensaje global que sobre este modelo se emitía, ha pasado por fases de lo más diversas y opuestas entre sí; desde una tendencia a considerarla como una de las energías de futuro más claras, hasta ser un modelo denostado por determinados sectores. Sin embargo, la tendencia a considerar que el sol puede acabar siendo nuestra principal fuente de energía en un futuro próximo vuelve a crecer y esta vez lo hace incluso con más previsión de fuerza.
Estas sensaciones, o previsiones, no surgen de la nada, recientemente la Agencia Internacional de la Energía Afirmó que el mayor uso de la energía solar va a contribuir a la reducción radical de la necesidad de uso de contaminantes con emisiones de dióxido de carbono, las cifras no son pequeñas, la agencia calcula que podrían evitarse más de 6000 millones de toneladas al año 2050.
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A mediados del siglo, si el desarrollo se realiza correctamente, los sistemas fotovoltaico solares y la electricidad solar térmica combinada podrían tener un potencial de 4600 GW, si lo comparamos con los 154 GW que durante el primer semestre 2014 poseía el segmento la diferencia es clara.
La incorporación a todas las agendas políticas, fundamentalmente por impulsos desde Europa, para las nuevas directrices en relación a la reducción de emisiones, también se encuentran lógicamente dentro de la posibilidad de impulso de la energía solar como la fuente principal de electricidad a futuro. Tomamos como referencia por ejemplo la actitud de la unión europea con una previsión de reducción de las emisiones en el año 2020 al 20%, esto, significaría colocarse por debajo de los niveles del año 1990.
Claro está que hay mucho camino por recorrer, y una buena parte de este camino tiene poco que ver con las bondades, nada discutibles, de la energía solar. El batacazo inversor, relativamente reciente en nuestro país pero no exclusivo de nuestro país, es sólo una muestra más de la necesidad de la reforma de la política energética, la propia AIE advierte de esa sensación de riesgo de hacerse trampas en el solitario que tiene por un lado la declaración política de la potenciación del uso de las energías limpias, en especial concediendo la energía solar un papel relevante, pero, por otro lado, la no mejora de los riesgos de implementación para los inversionistas, y la falta de confianza que se ha generado en los últimos años en esa tensa pelea entre los suministradores de energía a partir de combustible fósil o tradicional, y la energía solar.
De los dos modelos de energía solar que recoge el informe, el sistema fotovoltaico es el más conocido y más reconocible a través de los paneles solares, con China a la cabeza el precio de estos paneles continúa disminuyendo, en el uso de esta modalidad podría llegar a generar en el año 2050 hasta el 16% de la electricidad mundial, Mientras que, la electricidad solar térmica podría llegar a proporcionar hasta el 11% de las necesidades energéticas mundiales en 2050.
Si quisiéramos más señales, podríamos acercarnos a las grandes inversiones. Uno de los magos y gurús de las finanzas mundiales, Warren Buffet, poco sospechoso de posiciones erróneas en las inversiones, sigue manteniendo una apuesta muy fuerte inversora por la tecnología solar (dentro de una inversión general en energía) durante el pasado verano en el ámbito de uno de los encuentros más relevante sobre energía en Estados Unidos el Edison Electric Institute,llegó a afirmar que su compañía se encontraba perfectamente dispuesta a duplicar su compromiso inversor con la energía solar y eólica, estamos hablando de decenas de miles de millones.