Las ciudades están creciendo a un ritmo desmesurado en lo que a población se refiere y, por extensión, las construcciones para acoger toda esa población, además de todas las instalaciones dotacionales, ya sean de agua, luz, teléfono,etc también crecen. Además, la necesidad de conectividad entre las personas, ya sea desde el punto de vista laboral o desde el punto de vista personal, hace que cada vez sea más importante es tener acceso a tecnología que la facilite.
Por esta razón, hay una necesidad creciente de materiales de todo tipo para poder construir toda la tecnología suficiente y, al mismo tiempo, hacer frente a la demanda que la sociedad exige. Uno de los materiales más importantes y que, además de ser muy utilizado, aumenta su valor rápidamente, es el cobre. Las razones para que su precio esté al alza son varias.
Por un lado debemos entender que el cobre es un material que facilita la conductividad. De hecho, después del oro es el que mejor conductividad tiene. Sin embargo, la diferencia de precio es muy importante, por eso el cobre es esencial para el cableado eléctrico y para todo lo que tenga que ver con la tecnología. Además de lo citado anteriormente, es resistente a la corrosión, lo que lo hace todavía más demandado para su aplicación en estos campos, el eléctrico y el tecnológico.
Por otro lado, otra de las características esenciales del cobre es que es un material muy dúctil. Tiene un nivel de resistencia bajo que hace que sea muy maleable y, por extensión, lo hace ser ideal para utilizarlo en la construcción y tecnología.Un ejemplo de ello lo tenemos con su uso en la instalación de tuberías para el gas y la calefacción de todo tipo de viviendas, ya sea para particulares o empresas.
Otra de las virtudes que tiene el cobre es que es un material que se puede reciclar una y otra vez sin que pierda propiedades. Además, no necesita temperaturas muy altas para su fundición, por lo que lo hace todavía más interesante para su reutilización continua. A esto hay que añadirle que se utiliza para muchos tipos de aleaciones con otros metales.Todo esto hace que su demanda sea elevada a todos los niveles y que por desgracia sus robos sean de lo más habituales, puesto que es un material que tiene fácil acceso. Podemos encontrarlo en las instalaciones eléctricas de las casas, locales y urbanizaciones… también levantando las tapas del alumbrado público.
El problema radica en que esos robos continuados provocan un gasto altísimo tanto en los presupuestos del estado como en el caso de particulares y aseguradoras, por qué no es solo lo que vale el cableado para arreglar los desperfectos, también cuesta mucho la mano de obra, peritos… una serie de gastos que pueden elevar en exceso el total. La crisis ha hecho que estos actos vandálicos cada vez aumenten más, puesto que mucha gente lo ve como una salida rápida a su situación económica.
De lo que muchos no son conscientes es del riesgo que implica el robo del cobre, por qué no es solo la parte legal, también está la física, por qué pueden sufrir daños físicos, fallecer, etc… También debemos tener en cuenta que la venta del mismo en un principio es muy sencilla, lo desmontan dejándolo completamente limpio para a continuación llevarlo a un centro de reciclaje o a un chatarrero, donde en el mejor de los casos se le pedirá la documentación para dejar constancia de quien lo llevó. De aquí el cobre se envía a un mayorista y de ahí a la fundición, donde se vuelve a fabricar de nuevo el cable.